DA TIEMPO AL AMOR "Novedad"
TAMBIÉN DISPONIBLE EN AMAZÓN
domingo, 5 de febrero de 2012
He recibido una propuesta de José Esteve Moya desde Madrid (Spain) para que os presente una LIBRERÍA CON ENCANTO aunque ésta no es nueva, sino más bien desaparecida.
Dicho establecimiento, desaparecido hace más de 20 años, estaba situado en la Calle Constantino Rodríguez, 8-10.
Fue uno de los más prolíferos en publicaciones y compa- venta de segunda mano, haciendo de la Calle de los Libreros (nombre actual de la de Constantino), una de las visitas asíduas de los estudiantes universitarios y del público madrileño.
Su propietaria, Doña Josefa Borrás Ballester (Doña Pepita), a pesar de sus orígenes valencianos, nada más llegar a la Capital de España inició su, por aquel entonces, inédito negocio.
Mujer muy popular y poco usual por su inteligencia y desarrollada formación, poco común entre las féminas de aquella época, Doña Pepita destacaba del resto por su habilidad en recordar autores y libros de textos que eran utilizados por los catedráticos de las Universidades españolas.
A sus conocimientos en la docencia, ya que era maestra de carrera y profesora de sordomudos, se añadía sus aptitudes de radiotelegrafista, pero tanto saber en una sola mente no quitaba para que Doña Pepita tuviese un gran corazón, hecho que se reflejaba cuando prestaba dinero a alguno de los estudiantes que con cara famélica y de pasar apuros, le iban a revender sus libros de estudio.
Tras su fallecimiento en 1923, otros negocios libreros afloraron y en muchos de ellos, antiguos dependientes empleados de "Doña Pepita" continuaron con su enseñanza de promover el intercambio cultural.
sábado, 4 de febrero de 2012
Pesarosa y queriendo no hacer ruido, te tumbaste de puntillas en mi almohada, envolviendo con tus alas encantadas los bellos rincones de mi alma despertando mi ilusión del cruel hastío.
“Imagina que eres luz y yo soy sombras”, me colaste con susurros en mi oído, “y que el trazo perfumado de tu pluma, a todo ser embriague con su aroma, y el sentir del ardor de tus historias invite sin temor al desafío”.
¿Y tú me dices eso?, embaucadora, ¿que ofreces mi cofre del tesoro a pluma ajena con promesas de triunfo malogradas y un ingenio fraguado a malas penas en lecciones de escuelas mal pagadas?
Sí, mi buena amiga, yo soy esa, que batiendo con empeño mis dos alas, consigo desviar a otros fueros las rimas preciosas de tus versos y responder a tus palabras con destreza. La misma que nubla tus ideas,. La qué cruel, te atormenta entre los sueños y tambalea afanosa los cimientos de editar o no, las tramas de novelas, quebrantando de un plumazo tu gran sueño de alcanzar triunfante esa proeza y morir, vieja y en paz, tras dicho intento.
María Serralba©
Cuando vi esta fotografía que el amigo J.Carl Rimont le había hecho a su hijito Emma, de inmediato asaltó a mi pente un poema, así que le rogué a mi amigo que me cediera la foto para acompañarlo. Espero que os guste.
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| Foto cedida por J.Carl Rimont (Emma) |
Un día me volviste la mirada,
y me diste un beso en la mejilla,
arropándome en mi cuna ensortijada,
apagando tras de ti la lamparilla.
Dice madre que te fuiste sin razones,
que dejaste tras de ti una familia,
a dos hijos repletitos de temores,
pleitos, pagos, comadreos y mentiras.
Cuando vuelvo de la escuela aún te espero,
y tu coche creo ver por las esquinas,
o tu brazo, que saluda con anhelo,
a este niño que te quiere y no te olvida.
Mis amigos aun se burlan a tu costa,
y me dicen que en tu mente me borraste,
que otro niño abraza hoy tu mano tosca,
que otro amor por entero te complace.
Padre mío, todavía te recuerdo,
aunque nada o casi queda de aquel niño,
que con ojos de amor y desconcierto,
te observó hoy anciano y reducido,
pasear encorvado con un perro.
María Serralba©
viernes, 3 de febrero de 2012
Desde la ciudad de Áncash (Perú), un nuevo artista de la poesía se añade al micro espacio "ENTRE AMIGOS", es Eduardo Fajardo.
RECORDANDO
RECORDANDO
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| RECORDANDO - Edurado Fajardo - Áncash (Perú) |
Estoy sentado con la cabeza convexa
en la esquina cóncava de mis pensamientos,
extrayendo pulcras ideas que anexa,
al percibir mis más fastuosos recuerdos.
Estoy en la azucarada y pequeña habitación
donde pasábamos extintas horas de ventura,
estoy tirado sobre el lecho de absolución
de deudas y estrés de desamor de anura.
Sentado en una silla carcomida por el viento
mis pensamientos fatigados caminan
veinticuatro kilómetros en el tiempo
hasta llegar al centro de los sentimientos que abrigan.
Recuerdo las horas perpetuas a tu lado
donde te agobiabas por mi atosigar
amoroso intensamente aduar
y que la discontinuidad del tiempo negó.
Estoy sentado en el recuerdo ambiguo
leyendo el epitafio de aquel amor…
trillando ruidos en el silencio.
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