Diario de ruta.- Haciendo un poco de turismo por Cantabria

El día dedicado al turismo local estaba llegando a su fin, aunque todavía nos quedaban unas pocas horas por delante, así que mi amiga me invitó a acercarme a la región cántabra de Valderredibles, concretamente para ver esta maravilla del románico, la COLEGIATA DE SAN MARTÍN DE ELINES.

Aunque en sus orígenes fue construida como un convento, con posterioridad pasó a convertirse en colegiata, allí precisamente, y ante la vista de su cruceiro, tuve un dèjá vu.

Dèjá vu.- Palabra que en lengua francesa significa «ya visto» y que, según el investigador psíquico francés Emile Boirac, consiste en un tipo de paramnesia de reconocimiento.

La emoción me embargó ya que reconocía aquella imagen. Hace unos años, había descrito una iglesia similar en mi trilogía histórica EL LEGADO DE FLAVIA JULIA.

Los primeros esbozos de ella los había dejado entrever en LA ESTRELLA PÚRPURA y el resto, hasta completar la construcción, en el siguiente volumen titulado LA ERMITA DE SAN MARTÍN... ¿cuál había sido el motivo de coincidir hasta en el nombre?, lo cierto es que todavía es incomprensible para mi razón, pero allí estaba, ante mí, tal y como la había imaginado años antes y esta, sí era real. Sin poder evitarlo me entretuve acariciando sus pétreos muros y me emocioné de su cercanía, quizá por ello me costó tanto alejarme de aquel místico lugar pero, lamentándolo mucho, mi viaje debía continuar. 

Todavía llevaba en el recuerdo aquella imagen cuando llegué a REINOSA. Bella localidad, con su Teatro Principal de tonalidades azul pavo y sus dulces, ¡Dios!, cómo estaban sus dulces, qué tentación tan grande, no sabía cuál elegir, así que para salir de dudas me llevé una muestra de cada uno de ellos... ¡jajaja!

Los sobaos y pastas, así como las pantortillas, típicas de Reinosa, estaban para chuparse los dedos.

¿La máscara?, pues no hay razón alguna, tan solo que me gustó y la fotografié, aunque estaba decorando una de las pastelerías, quizá fue una táctica para desviar la vista de los suculentos pasteles y no caer más en la tentación.

Casas señoriales con sus blasones y escudos pude localizar durante todo el paseo, así como establecimientos recreados en el interior de algunas de ellas que les conferían un aspecto único y muy original.

Unos pasos más y, como suele ser habitual en estos lugares, nos vimos observados por el sólido campanario de una de sus iglesias principales, la IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN del s. XVI.

El final de nuestro recorrido tuvo lugar en la Plaza de España, ante su Ayuntamiento, ya era hora de regresar y reponer fuerzas y, sobre todo, tomarnos un descanso ya que esa misma tarde iba a tener lugar mi siguiente encuentro literario, en esta ocasión, en la Biblioteca Pública Municipal de Aguilar de Campoo.

Al pie del siguiente enlace, encontrarás los links que te redireccionarán al resto de artículos relacionados con el circuito literario de María Serralba.

Circuito Literario por Aguilar de Campoo, Arco y Aroma.